El escritor norteamericano Mark Twain (1835-1910) fue quizá el primero en
describir, a través de su narrativa, las características de un niño con
Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). En 1876
escribió Las aventuras de Tom Sawyer en donde leemos las
quejas de la tía Poli acerca de su sobrino Tom:
"¡Diablo de chico! ¡Cuándo acabaré de aprender sus mañas! ¡Cuántas
jugarretas como ésta no me habrá hecho, y aun le hago caso! Tiene el diablo en
el cuerpo, pero ¡qué le voy a hacer!... Aborrece el trabajo más que ninguna
otra cosa"
Pocos
años después, en 1902 un pediatra británico llamado George Frederik Still
describió una serie de casos de niños con problemas de conducta y les atribuyó
una causa física o biológica (ya no era el diablo lo que los niños tenían en el
cuerpo como expresaba la tía de Tom, sino un desorden biológico). Still
escribió que estos niños padecían:
"Arranques violentos, malicia perversa, destructividad y falta de sensibilidad al castigo"
La epidemia de influenza de 1918, conocida como la gripe española estuvo relacionada con casos de niños que, tras sufrír la infección y padecer encefalitis, sobrevivían con una secuela peculiar: la hiperactividad y las fallas en la atención. En este periodo el padecimiento que ahora conocemos como TDAH recibió el nombre de Trastorno del Comportamiento Post-Encefalítico (más adelante recibíría el nombre de Daño Cerebral Mínimo y posteriormente de Disfunción Cerebral Mínima)
"Arranques violentos, malicia perversa, destructividad y falta de sensibilidad al castigo"
La epidemia de influenza de 1918, conocida como la gripe española estuvo relacionada con casos de niños que, tras sufrír la infección y padecer encefalitis, sobrevivían con una secuela peculiar: la hiperactividad y las fallas en la atención. En este periodo el padecimiento que ahora conocemos como TDAH recibió el nombre de Trastorno del Comportamiento Post-Encefalítico (más adelante recibíría el nombre de Daño Cerebral Mínimo y posteriormente de Disfunción Cerebral Mínima)
En 1937
Charles Bradley descubrió que la benzedrina, un medicamento con propiedades
estímulantes, ayudaba a mejorar la conducta de los niños hiperactivos. Sus
hallazgos revolucionaron el entendimiento de los problemas de conducta de la
infancia y dieron origen a la era de la Psicofarmacología, una de las grandes
revoluciones de la psiquiatría.
Desde hace más
de medio siglo el metilfenidato es ampliamente usado para el tratamiento del
TDAH. Su presencia en el mercado durante todos estos años le ha dado a los
investigadores la oportunidad de percatarse que este medicamento es uno de los
más seguros y efectivos del mundo.
Si considera esta información relevante envíela a un amigo